sábado, 13 de octubre de 2012


Leyenda de Doña María Coronel.


María Fernández Coronel, era la hija mayor de D. Alfonso Fernández Coronel poderoso noble castellano que obstenta el título de Señorio de Medina Sidonia y que logró el favor del Rey Alfonso XI. 

Cuando muere el padre de María Coronel, la desgracía se cebó con ella y su familia, debido a que su cuñado Alvar Pérez de Guzmán junto  a su padre se postularon contra el Rey y se pusieron a favor de su hermano bastardo Enriue de Trastamara.  Tras ser derrotados, Alvar huyó dejando a su esposa Aldonza en Sevilla, en el convento de Santa Clara.

El rey Pedro, que pasaba largas temporadas en Sevilla, mandó construir el Alcázar sevillano, se encapricha de Aldonza(la hermana de María Coronel), con la cual se ve en principio en la Torre del Oro y posteriormente en El Alcázar de Carmona. 

Juan Alfonso de la Cerda, ante la ausencia de su cuñado D. Alvar, defiende su honor contra el rey es derrotado por Juan Ponce de León y apresado.

María Coronel parte desde Sevilla a Tarragona a pedir clemencia al rey por su esposo Juan Alfonso de la Cerda, pero el rey Pedro I el Cruel la engañó y mandó decapitar a D. Juan Alfonso antes que ella llegara a la ciudad. Ya viuda se retira a casa de sus padres en la calle Arrayán.

El Rey Pedro I,  percatándose de la belleza de María Coronel la persigue hasta casa de sus padres y ella huye al Convento de Santa Clara buscando refugios entre las monjas, que la esconden en una zanja y la cubren con tablas y tierra. 

El rey registró todo el convento y al no encontrarla se marchó, pero días después  el monarca se presentó de improvisto y persiguió a María por los pasillos del Convento, ésta se refugió en la cocina y se vertió sobre el rostro aceite hirviendo desfigurándose la cara y las manos. 

Murió alrededor de los 75 años el 2 de Diciembre de 1411 y se le enterró junto a su esposo e hija pequeña. El cuerpo de D. María Coronel estuvo enterrado hasta 1679 hasta que las monjas decidieron trasladarlo a otro sitio y la gran sorpresa fue que descubrieron que el cuerpo de D. María estaba incorrupto reconociéndose ésta incorruptibilidad en 1834 y desde entonces se le venera en Sevilla y cada 2 de Diciembre se puede ver su cuerpo tras una hurna de cristal en el Convento. 

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